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V. - Primera Peregrinación a Nueva Pompeya Cuando más difíciles y azarosas eran las circunstancias por que atra- vesaba Nueva Pompeya, un suceso providencial vino a levantar la opi- nión de los extraños y el ánimo de los propios, haciendo que comenza- | ran a deshacerse los densos nubarrones que encapotaban los horizontes. El día 4 de julio de 1902 tuvo lugar la “primera peregrinación” al Santuario de Nueva Pompeya presidida por el Excelentísimo señor Arzobis- po de Buenos Aires, Monseñor Espinosa y por el Ilustrísimo señor Obispo Auxiliar Monseñor Gregorio Romero. La peregrinación resultó magnífi- ca, extraordinaria, tanto por el número de asistentes, aque no bajaban de cinco mil personas, piedad y devoción, como por el orden admirable que hubo en todo. ¡Qué agente poderoso, aué mágico resorte movió a aquella ingente muchedumbre en dirección a un Santuario tan discutido y rebajado? Sen- cillamente “un milagro”. La señorita María Luisa Calviño atacada y casi consumida por incurable y desconocida enfermedad, en cuyo tratamiento habían fracasado los más eminentes doctores, aque, a una con el doctor Calviño, hermano de la paciente, le habían desahuciado, hizo voto de organizar una peregrinación al Santuario de Nueva Pompeya, si Dios por mediación de la Virgen de Pompeya le concedía la salud. Apenas for- mulada así su petición, se sintió sana y buena, sin que hasta el presente, pues vive aún y goza de perfecta salud, se haya resentido de su antiguo ; mal. Fué la divina providencia la cue se encargó de modo admirable y Señorita María Luisa Calviño espléndido de la solución favorable del “caso de Nueva Pompeya”.

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