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XXXII. - Difuntos Queridos Varios han sido los religiosos aue han desfilado por Nueva Pompeya, g 1 ! pe) que han rendido su tributo a la muerte. El día 24 de julio de 1916 falleció en este Convento el Hermano lego Fr. José de Oscoz, después de recibir los santos sacramentos y ha- biendo llevado con cristiana resignación su dolorosa enfermedad de cán- cer. Fué enterrado en el Panteón de los PP. Franciscanos de Tierra Santa, delicada atención de los referidos PP. que nos complacemos en consignar y agradecer. RDO. P. JENARO DE ARTAVIA. —- Pérdida irreparable fué para la Misión de los PP. Capuchinos la muerte del Rdo. P. Jenaro de Artavia ocurrida el día 13 de octubre de 1924, a consecuencia de una hemorragia cerebral, después de recibidos con gran fervor todos los sacramentos. La personalidad del P. Jenaro era de gran relieve en la Argentina. Profesor culto y abnegado en el Colegio de Euskal-Echea, misionero in- fatigable en las Provincias de Sta. Fe, Tucumán, Salta, Catamarca, Entre Ríos y en muchos pueblos de Córdoba Y de Buenos Aires, orador popular que arengaba a las masas en las calles de Buenos Aires en las memorables campañas organizadas para dar a conocer los Círculos de Obreros Ca- tólicos, su labor de apostol fué admirable por su intensidad y extensión, hasta predicar tres y cuatro veces por día en varias iglesias. La última misión que dió en Salta fué de un éxito extraordinario y el Sr. Obispo de dicha Diócesis no tenía palabras para ponderar los frutos espirituales obtenidos. Al celo por la salvación de las almas unía una bondad y afabilidad inagotables para complacer a todo el mundo. Por eso, son tantísimos los que le lloran, miles las cartas y telegramas de pésame recibidos con mo: tivo de su muerte, calurosísimos los elogios prodigados por la prensa de todos los matices, un verdadero reguero de simpatías y de cariños, que supo conquistarse en Córdoba, de cuyo convento fué fundador y supe- rior y en Buenos Aires, donde era popularísimo y gratísimo e imborrable el recuerdo que dejó en cuantos le conocieron y trataron. Sus funerales fueron una verdadera manifestación de duelo. “Ape- nas se dará otro casi significativo, decía EL PUEBLO, periódico católico de Buenos Aires, durante muchos años, como el que presenciamos ayer ante los restos mortales del infatigable apostol de la causa del bien”. Mons. Andrea, Mons. Rasore, una nutridísima representación del clero regular y secular, muchas religiosas y una multitud devota que llenaba el templo completamente, acudieron a rendir el tributo de sus oraciones y de su ca- riño al inolvidable difunto, cuyo cadáver fué sepultado en la Chacarita en un nicho de la familia Longhi. FR. MODESTO DE ADIOS. — Carácter amable, cumplido, deli- cado, lo mismo en Filipinas, donde, por espacio de diez y seis años des- empeñó el oficio de sacristán en el concurridísimo Santuario de Lourdes, 104 —

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