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METACERCARIAS "TIPO A" l. Todas fueron aisladas en el hepatopáncreas del cangrejo; nunca pudimos localizarlas en el tejido muscular. Se movían con gran actividad, con movimientos de elongación y con– tracción, a veces bruscos, y estos movimientos afectaban a las estructuras internas del parásito. El cuer,po ofrece a la luz trasmitida una intensa coloración amarilleHta , sobre todo a nivel del tracto digestivo y una mancha negra, fes toneada y variable, que alcanza la longitud casi total del parásito, en su espacio central: corresponde a la vesícula excretora. A la luz refleja la mancha negra se convierte en una de coloración blanco amharina . 2. Todas las metacercarias examinadas, que sobrepasaron los mil ejemplares, eran exquistadas, excepto una , que presentó un finísimo quiste y que fue comparada en sus estructuras con las demás comprobándose que se trataba de idéntica especie. 3. Estas metacercarias son grandes, visibl es al ojo desnudo . Su longitud media alcanza l , 164 mm y su anchura máxima, un poco por detrás de la ventosa ventral , es de 0,477 mm. En su parte anterior aparece una ventosa oral, muy profunda en su boca de entrada y tras la fijación mide O, 113 mm por 0, 135 mm. A una distancia de su polo anterior correspon– diente al 43 por ciento de su longitud se aprecia una ventosa ventral, más grande, casi circular, con una abertura que en forma de túnel comunica con estructuras internas del pará– sito. Sus medidas medias son 0,220 mm por 0,225 mm. 4. En un porcentaje bajo de ejemplares se distingue en la parte anterior de la ventosa oral un pequeño es tilete , de O.O12 mm de largo, como residuo del grande que se aprecia en la fase cercaría del parásito . 10
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