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Us gisterio divino ante los sabios de Israel. Y cuando entre besos y efusivos abrazos siente latir junto a su corazón el de Jesús pregúntale la causa de aquella dolorosa prueba, oye reverente la frase concluyente de aquellos labios, cuya dulcísima expresión y contacto había sabo- reado maternalmente y guarda en su memoria el signi- ficado transcendental del extraño proceder de su Hijo, Convenía que ante todo y sobre todo, se ocupara de las cosas que pertenecían al honor de su Padre, y concerní- an a la Misión que traía al mundo. Así lo hace notar el sagrado texto reflejando muy a las claras la fuente ori- ginal de esta noticia íntima, de este recuerdo familiar que sólo la Virgen pudo referir al Evangelista. Esta cir- cunstancia es importante, pues denota en la Virgen com- pleta identificación con los designios de Dios, cuando en lo sucesivo tuvo a Jesús sometido y obediente mien- tras crecía en gracia y santidad ante Dios y ante los hombres, y se disponía a pedir a su Madre la renuncia de lo único que Ella tenía y amaba en la vida. Brotan de la actitud de Hijo y Madre tales y tan- tas enseñanzas que no es posible recojerlas todas en es- ta breve exposición. Notemos solamente cómo Jesús, conducido por su Madre, va a cumplir el precepto legal del culto debido a Jehová. ¡Cuántos creen, que los niños no tienen que hacer nada en el templo y presuponen néciamente que la adoración a su Dios debe quedar al arbitrio del jóven cuando su razón se lo dicte y en la forma que le parez- cal Muchos padres creerían traicionar su oficio, si no enseñaran a sus hijos el honor debido a sus mayores y el modo de comunicarse con sus semejantes; y dan en