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Tercer Domíngo de Adviento Falsas disposiciones de los Fariseos que in. terrogan a Juan y no le creen a pesar de su pro- | bada santidad y de los testimonios que aduce. Evangelio según S, Juan (Cap, 1) y En aquel tiempo: He aquí el testimonio que dió Juan a favor de Jesús, cuando los judíos le en- viaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para pre- guntarle: ¿Tú quien eres? El confesó la verdad y no la negó; antes protestó claramente: Yo no soy el Cristo. Pues ¿quién eres? le dijeron. ¿Eres tú Elias? Y dijo: No lo soy. ¿Eres tú el profeta? Respondió: Nó. ¿Pues quién eres tú, le dijeron, para que podamos dar alguna respuesta a los que - nos han enviado? ¿Que dices de tí mismo? Yo : soy, dijo entonces, la voz del que clama en el de- z sierto: Enderezad el camino del Señor, como lo * tiene dicho el profeta Isaías. Es de saber que los enviados eran de la secta de los fariseos. Y le E preguntaron de nuevo, diciendo: ¿Cómo, pues, bautizas, sí tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el * Profeta? Respondióles Juan, diciendo: Yo bauti- 20 con agua; pero en medio de vosotros está uno, | a quien no conocéis: éles que ha de venir des: pués de mi, el cual ha sido preferido ami y a quien yo no soy digno de desatar la correa de su zapato. Todo ésto sucedió en Betania, la que es tá a la otra parte del Jordán, donde Juan estaba ' bautizando,

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