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a A niños en la docilidad de oir la palabra divina; sumémos- nos con los desheredados de la tierra en el seguimien- to del Redentor divino que es el título de los que han de heredar el reino de los cielos. Explicación para los niños. El Evangelio de hoy nos cuenta como habéis visto, unas preguntas que los discípulos del Bautista hicieron a Jesús. Esto debe ser muy del agrado de los niños que son muy preguntones; todo lo quieren saber; y, si no se lo di- cen luego, se enfadan. Es malo preguntar? No, no, de ninguna manera; pero hay que saber hacerlo, y preguntar con buena disposición de saber, y además, no preguntar cosas impertinentes, y sobre todo, es muy importante elegir la persona a quien se han de preguntar las cosas. Vamos por partes. Los dis- cipulos de San Juan Bautista eran buenos, muy buenos; veían a su maestro hacer una vida tan penitente, que mo- rando en los desiertos sin trato ni comunicación con el mundo, comía a penas para sostenerse unas yerbecitas del campo y un poco de miel silvestre; eso era todo; su vestido era pobrísimo, compuesto por una zamarra de pe- los de camello. Andaba descalzo, usaba toda la barba y
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