BCCPAM000R16-1-28000000000000

pósito para entretener el hambre de los desgraciados; para calmar su sed de felicidad; pero los ricos, los sa- bios, los poderosos no pueden mezclarse con los po- bres en esa escuela, cuyas enseñanzas presuponen la infancia y la ignorancia en los que se amparan en sus doctrinas y en sus misterios. Y de hecho vemos que muchísima gente se aparta de la predicación sencilla del Evangelio, de las misiones en que se predican las eternas verdades y se recuerdan los novísimos; del ca- tecismo con que se adoctrinan las almas en cuanto han de saber y obrar para conseguir la eterna salvación. En una palabra se escandalizan de Jesucristo y hacen el vacío a su Iglesia, porque trata con los pobres; no quie- ren esos fariseos contarse entre los niños y los rudos; se separan de la plebe, de esa misma plebe a la que li- sonjean siempre que puede servir para el logro de mi- serables intereses de partido. Creed, que ese orgullo necio ha restado muchos seguidores a Jesucristo, y se los resta aún: y es que en el fondo de ciertas almas in- crédulas no hay sino desdén de aparecer discípulos hu- mildes del Maestro a una con los pequeños y con los ignorantes. Merece la pena considerarse este tenómeno de orden moral, que explica muchas actitudes de rebe- lión contra la fe de nuestros padres y de nuestras ma- dres y de nuestras hermanas y de los pobrecillos que menospreciamos por la calle. Por eso dijo Jesús que era bienaventurado quien no se escandalizare en El por las obras que hacía y por la compañía de pobres y sen- cillos a quienes adoctrinaba. Tengamos nosotros a gloria pertenecer a esta di- chosa escuela donde Dios mismo enseña; seamos como

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz