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— 250) — Aclaración literal del texto No se contenta el Divino Salvador con las halagiie- ñas perspectivas de triunfos, que pone ante la mirada medrosa de sus discípulos para animarlos, ni con ase. gurarles que era necesaria su vuelta al Padre como con- dición que venía del Espíritu Santo, sino que les da su Palabra de constituirse El mismo en el cielo intercesor permanente para escuchar nuestra oración y hacerla va- ledera ante su Eterno Padre. Paremos hoy nuestra atención en las magníficas promesas que acabamos de oir en el Santo Evangelio y veamos de penetrar el secreto de esa omnipotente in- tercesión de Jesucristo, que explica cumplidamente to- dos los éxitos de la vida cristiana. Ya no habla el Maes- tro en parábolas, sino que nos dice literalmente la par- te principalísima que tomará en nuestras luchas y triun- fos hasta que lleguemos al Padre, «a quien nadie llega sino por Jesucristo» su Hijo. Todas las gracias de es- tado y aquellas que caracterizan las fases fundamenta- les de nuestra vida están vinculadas a la recepción de siete Sacramentos que son los signos sagrados confia- dos a la Iglesia para que los administre, produciéndose su efecto con sólo recibirlos bien: «ex opere operato», como dicen los teólogos. Pero además, la gracia fluye individual y personalmente del mismo Cristo mediante la Oración, llave de sus tesoros, entregada por El mis- mo a los fieles. Por este medio particulariísimo pode- mos y debemos establecer contacto directo con Dios Nuestro Señor, sin necesidad de fórmula alguna ritual, sino expresándole sencillamente nuestra necesidad y

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