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— 5 — con lo pequeño a lo grande y haciendo triunfar la subli- me locura de la cruz sobre la sabiduría vana del mundo; dando palabras a los niños y a los ignorantes para con- fundir las argucias de jueces y tiranos que les piden ra- zón de su fe; en una palabra, haciendo verdadero el consolador pronóstico de Jesús, que el Espíritu Santo nos enseñaría todas las cosas y haría posible lo que a nuestra miseria parecía imposible, comenzando el mila- gro el día de Pentecostés y continuandolo invariable- mente, en formas infinitas, hasta la consumación de los siglos. No hay por tanto razón de entristecerse ante el anuncio de la muerte del Maestro. Sabemos que El es más poderoso que la muerte, y que, en un supremo alarde de grandeza, deja todo el éxito de su expiación y el triunfo de su doctrina para después de la sombría escena del calvario. Nosotros hemos de llegar por el mismo camino al término de nuestra peregrinación y en- tonces gozaremos del éxito de nuestra fe.