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poi E pila mo: as a ne es o — YU giendo maravillas, a impulsos del Espíritu mismo que se cernía sobre la nebulosa y la vida al brotar de las manos del Altísimo. Argumento moral Ante la prodigiosa floración del Cristianismo pode- mos nosotros hoy, después de tantos siglos, afirmar ante los rebeldes y los contumaces ciegos voluntarios, lo que Jesús anunció al profetizarla. El Espíritu mismo de Dios argúyelos de pecado por la irracional resisten cia a la palabra triunfadora del Maestro Divino que vi: no entre nosotros y vive entre nosotros y los obstina- dos no quieren reconocerlo. Les arguye de la injusticia cometida con El, glorificado por el Padre superabun- dantemente en compensación de la iniquidad de los hombres; arguye en fin a los hombres de juicio hecho y concluído contra Satanás, el principe del mal, cuyo rei- no destruído por el Evangelio, pretenden ellos recons- truír, como si fuera posible contradecir la Obra de Dios y desmentir su palabra. Para contestar a los temores de los medrosos discípulos de hoy, entre los cuales quizá estamos nosotros, no tenemos más que ver el éxito pro- digioso de la redención de Jesucristo, cómo la gracia ha superabundado sobre la culpa, y la virtud de lo alto se ha derramado sobre toda carne y ha producido héroes en todos los estados y condiciones de la vida y en to- dos los países, poblando la tierra de confesores y de vírgenes y de apóstoles y de doctores y de mártires; transformando en fuerza la debilidad, y confundiendo