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= Bib misma a toda inteligencia creada. La revelación divina ha salvado así el infranqueable equívoco en que se revol- vía la pobre razón humana sin poder explicarse la eter- na actividad y fecundidad de Dios independiente de las criaturas, con las cuales le relaciona un acto libérrimo de voluntad por el que comienzan a existir absoluta- mente distintas del Omnipotente que les da el ser en un momento elegido por El mismo, y las encauza por le- yes sapientísimas e intangibles, y produce la armonía ante la cual las inteligencias creadas se pararán admira- das, y se elevarán en la proporción misma que conoz- can la Obra extrínseca, producida por el amor, por la in- teligencia y por el poder divino. Argumento apologético Nosotros somos de esas criaturas que piensan y par- ticipan de la inteligencia y de la libertad del Creador. Abusando de éstas pudimos producir en la tierra el pe- cado, como Lucifer en el cielo, por el empeño de iden- tificarse con Dios; pero la Obra rehabilitadora de la Re- dención se asienta sobre los mismos sillares de la vida intangible del Ser Supremo. El Padre Eterno concibe la forma adecuada del perdón, el Hijo acepta realizarla y el Espíritu Santo viene a completarla, fecundarla y perpetuarla. Así es como el Padre nos envía al Hijo, y el Padre y el Hijo nos envían al Espíritu Santo. En la Obra de la Creación el foco de la vida natural deriva del Padre, tiene su expresión en el Hijo y su fecunda- ción en el Espíritu Santo. La Obra de la Redención tu- 16