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$8 = haber dado un hombre al mundo. Así vosotros al presente, a la verdad, padecéis tristeza, pero Yo volveré a visitaros, y vuestro corazón se bañará en gozo, y nadie os quitará vuestro gozo. Aclaración literal del texto Con las misteriosas palabras que acabamos de oir, Jesús hace vivir a los suyos los días en que se ausenta- rá de ellos, previniéndolos contra la impresión de aban- dono y desaliento que sufrirán. El Evangelio de hoy era la historia del obscuro mañana. Al recordarlo los apóstoles podrían convencerse más y más de que el Di- vino Maestro no fué víctima de imprevistos aconteci- mientos, sino que los dominaba y ordenaba al fin de la Redención del mundo. Esos pequeños espacios de tiem- po en que alterna la luz con las sombras, el gozo con la tristeza, la certeza con la duda, la presencia con la ausencia de Cristo, se iniciaron desde el momento en que se obscureció su divina gloria en la pasión y muer- te ignominiosa por nosotros sufrida, cuando su Nombre quedó cubierto de infamia, y el aparecer discípulo su- yo era reputado ignominia y bajeza. Los discípulos per- diéronlo de vista, no sólo porque no lo veían con los ojos corporales, sino porque su anublada inteligencia reputó un fracaso definitivo lo que en el plan divino era una dolorosa crisis de prueba. Aun antes de que se pro- dujera el solo anuncio de ella, desorientaba totalmente a aquellos galileos que no entendían cómo ¡iba a comen- zar desde luego la conquista del Reino de Dios, del que con tanta insistencia les hablaba el Maestro, ausentán-