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CS +] la Iglesia, para que no contagie a los buenos; pero si yién. dose así separado, se arrepiente y pide misericordia, ey recibido de nuevo en el redil y se hace fiesta por su en. mienda, como la hace en el cielo Jesucristo mismo, Ya veis si tenemos que agradecerle haber organizado sus discípulos en forma de rebaño, cuidando con solicitud maternal por los pastores, que El mismo ha puesto para regir y gobernar su Iglesia. Y ¿cómo conocereis vosotros a los malos pastores, a los intrusos que pretenden enga- ñarnos y guiarnos, sin que Dios los envíe o hacen traición al oficio que Dios le dió en la familia o en la escuela cris- tiana?.. Ya lo dice Jesús. El Buen Pastor da la vida por sus ovejas; el que no lo es, ve venir al lobo, y en vez de azu- zarle los perros y adelantarse él a defender su rebaño, huye cobardemente, sin importarle un ardite que las oye- jas perezcan entre sus garras sangrientas. Nadie mejor que el niño sabe apreciar quién es el que de veras le quie- re, el que lo cuida y lo regala y lo abriga y lo consuela y pierde noches y se desvela para sanarlo y defenderlo; tanto es así que los pequeñines, si no tienen la suerte de ser amamantados por su propia madre, sino que los crían con nodriza, a ésta la tienen por madre, porque sacia su hambre y su sed y los lleva y los trae y los limpia y los arrulla para dormirlos en la cuna. Aquel nos ama que se sacrifica por nosotros, Pues ¿quien se ha sacrificado más que Jesús? El bajó desde el cielo y se hizo niño por noso- tros; vivió pobre y perseguido por enseñarnos a vivir en la tribulación y penas de la vida que a nadie faltan; murió a manos de los lobos furiosos de verdugos y de fariseos por salvar nuestras almas. Cuando alguien quiera aparta- ros de Jesús y robaros el alma, pensad si ha hecho lo que Jesús por vosotros. Dejadlo; es un ladrón, es mercenario; Jesús es el Buen Pastor.