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segundo Domingo después de Pascua Jesús se da a sí propio el nombre de Buen Pastor y título que para ello presenta. Evangelio según S. Juan (Cap. X). En aquel tiempo: Dijo Jesús a los Fariseos: Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor sacrifica su vida por sus ovejas. Pero el mercenario, y el que no es el propio pastor, de quien no son propias las ovejas, en viendo venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las arrebata, y dispersa el rebaño. El mercedario huye, por la razón de que es asalariado, y no tiene interés alguno por las ovejas. Yo soy el Buen Pastor y conozco mis ovejas, y las ovejas mías me conocen a Mi. Así como el Padre me conoce a Mi, así Yo co- nozco al Padre, y yo doy mi vida por mis ovejas. Tengo también otras ovejas que no son de este aprisco, las cuales debo Yo recoger, y oirán mi voz, y de todas se hará un solo rebaño, y un so- lo Pastor. Aclaración literal del texto Establecida firmemente la verdad de la Resurrec- cion de Jesucristo como prueba invencible de su divini- dad, de su doctrina y de su Obra, en los cinco domin- gos que señala el tiempo que Jesús Resucitado vivió aún

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