BCCPAM000R16-1-28000000000000

— 212— no se manifiesta a todos e impone su evangelio a gol. pes de luz que hagan imposible toda duda? El Divino Maestro había predicho que sus propios discípulos serían sus testigos en Jerusalén y en el mun- do entero; se reservaba prepararlos convenientemente, conquistando sus almas al amor, ala convicción, al apostolado, hasta transformarlos de miedosos discípulos en valientes propagadores de su palabra y en mártires sangrientos podr la fe y el Evangelio que predicarían, Por la palabra de aquellos primeros y calificados testi gos creería el mundo y se haría cristiano. No quiere deslumbrar a sus enemigos ni obligarlos a reconocerle con evidencia que dejase su corazón re- belde ante la verdad que no pudieran negar. Dios quie- re ser a un tiempo conocido y amado y nadie le cono- ce mejor que quien más le ama. ¿No habían visto los escribas, los fariseos, los doctores de la ley, muertos resucitados por Jesús, mudos que hablaban, paralíticos que andaban, ciegos que veían al contacto de las manos del Maestro?.. Y no obstante no le creían; tenían de los hechos la evidencia proterva de los demonios que creen y tiemblan de odio por no poder deshacer la verdad que los confunde. La luz ofende a quienes tienen enfermos los ojos, y la verdad deslumbra a quienes tienen el alma prevenida contra ella. Argumento moral En cambio, cuando una alma deseosa de la verdad y desconfiando de sus imitaciones, pide a Dios la luz y

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz