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=> Aclaración literal del texto. Para la mentalidad de los sencillos galileos que acompañaban a Jesús en sus excursiones evangélicas era incuestionable que la caída de su pueblo y nación, q y la total ruina del templo de Jerusalén, anunciados por pl el Divino Maestro, al principio de la conversación que 0, motivó la tétrica profecía que hoy leemos en el Evan- gelio, arrastraría consigo la ruina del mundo entero; no 1 podía quedar nada en pié, cuando de la magnífica fá- brica del Templo no quedara piedra sobre piedra y dis- perso el pueblo de Dios. He aquí porqué, espantados E del fatídico anuncio, preguntan ansiosamente a Jesús, A cuándo sucedería aquella temida destrucción; y Jesús aprovecha la curiosidad de aquellos hombres sencillos para esclarecer un tanto el pavoroso enigma de los úl- timos tiempos, ofreciendo como garantía de sus pala- H bras la destrucción del Hebraismo a los ojos de la ge- , l neración misma que le oía hablar. La primera venida del Verbo de Dios al mundo se- ñalaba en las Escrituras santas el principio del Reinado de la verdadera Religión fuera de las fronteras del pue- h blo judío; era preciso esclarecer la vista de aquel pue- JD blo que se cegó ante las pobres apariencias del naci- 2. miento y vida humilde del Hijo de Dios hecho hombre y ésto es lo que intenta la lección evangélica presente. Primeramente, el Maestro desglosa la pregunta de los discípulos que confundían acontecimientos tan desi- guales y distantes como la destrucción de Israel y la destrucción del mundo entero. La ruina de Jerusalén y eran EEN nz

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