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4] 1 ] q) rad. cias de una fe vacilante, pero sincera y amorosa, o id rt ei re rt os Ñ TIA ii AR E AAA PA PRETNI o Domingo | de Quasimodo Cómo Dios N. Señor satisface las exigen. Evangelio según S. Juán. (Cap. XX), En aquel tiempo: Aquel mismo día primero de la semana, siendo ya muy tarde, y estando cerra- das las puertas de la casa, donde se hallaban reunidos los discípulos por el miedo de los judí- os, vino Jesús, y apareciéndose en medio de ellos, les dijo: La paz sea con vosotros. Dichas estas palabras, mostróles las manos y el costado. Lle- náronse de gozo los discípulos con la vista del Señor. El cual les repitió: La paz sea con voso- tros. Como mi Padre me envió, así os envío tam- bién Yo a vosotros. Dichas estas palabras, alen- tó o dirigió el aliento hacia ellos, y les dijo: Re- cibid el Espíritu Santo. Quedan perdonados to- dos los pecados, a aquellos a quienes los perdo- nareis; y quedan retenidos, a los que los retuvie- reis. Tomás, empero, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos, cuando vino Jesús, Dijéronle después los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Mas él respondió: Si yo no veo en sus manos las hendiduras de los clavos, y no meto mi dedo en el agujero que en ellas hicieron, y mi mano en la llaga de su costado, no lo cre- eré. Ocho días después, estaban otra vez los dis-

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