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— 22 — Argumento moral La prueba de la incredulidad de los amigos es de una evidencia meridiana: ya habéis oido el diálogo de las mujeres con los ángeles que guardaban el sepulcro vacío: «no est hic, resurrexit sicut dixit, praecedet vos in Galilaeam.» ¿Por qué buscáis al vivo entre los muertos? El Crucificado no está aquí, id y decid a Pe: dro y sus compañeros que Jesús, se les adelantará en Galilea. Allí lo veréis todos.» Corrieron ellas a cumplir su misión; aseguran ha- ber visto a Jesús, pero nadie les cree. Salen apresura. damente Pedro y Juan para saber si se trataba solamen- te de delirios de mujeres. Seguid a los dos animosos discípulos que van a comprobar la verdad de lo que les cuentan. Pedro se adelanta y mira ansiosamente al interior del sepulcro,y ve lo que las mujeres: un Angel de Dios radiante de luz que le dice: «No está aquí, ved dónde lo pusieron.» Y la Magdalena no se da por satisfecha, encuéntrase en las proximidades de la tumba un hombre que ella cree ser el jardinero y le dice: «Si tú lo llevaste, dime donde lo has puesto y yo lo buscaré y me lo llevaré.» Ved el amor, la ansiedad y el temor de una profanación, lleva- dos hasta lo inverosímil. Es preciso que aquel persona- je, que no era otro que Jesús Resucitado, pronuncie con el amistoso acento, que solía,el nombre de la fervorosa discípula y le diga: «María», para que ella despierte y abismada de emoción, caiga a sus pies y lo adore di- ciéndole también como solía: «Maestro mío.» Y así como estas, son todas las bellísimas escenas

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