BCCPAM000R16-1-28000000000000

— 189— Argumento Apologético Pero antes de que se produjeran los trágicos acon- tecimientos de la Pascua, y de que las maquinaciones de los fariseos se vieran coronadas por el éxito, quiso Jesús demostrarles cuan fácil le era deshacer sus tra- mas y triunfar, aún materialmente, por encima de sus cabezas, apoyado exclusivamente por los suyos y por el pueblo sencillo. ¿Un Rey querían? pues veríanlo acla- mado Rey, hijo de David y enviado de Dios. La ruidosa fama del milagro de Betania, la resur- rección de Lázaro, había exaltado el entusiasmo de los galileos. Lázaro, vuelto del sepulcro, después de cua- tro días, era testimonio irrecusable y viviente del poder incontrastable de su Divino Amigo. Pensaron al pronto los príncipes de los judíos matar al Resucitado, como si con ello arrebataran a Cristo el soberano poder de la palabra con que lo había llamado a la vida; pero no se atrevieron; Temieron las represalias populares; deter- minaron sacrificar al Taumaturgo, tras del cual se iba todo el pueblo, y esperaban que pasara la Pascua para realizar sus propósitos sin tumultos callejeros. ¿Quién hubiera podido apresar a Jesús nimbado de fama y de gloria en medio de millares de israelitas llegados de to- das partes, para cumplir sus deberes religiosos en Je- rusalén?... Acordada por el Sanedrín la muerte de Je- sús, no había sino esperar el momento oportuno, él se presentaría. En esta disposición de ánimo sorprendió a los sanedritas el triunfo resonante que hoy conmemora- mos los cristianos.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz