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a o. > A a 2. — pe NA e rl Ely da có rd, Cs Domingo le Pasión A Jesiss se ha revelado tan manifiestamente que solamente los ciegos voluntarios pueden desconocerlo, sus enemigos son inexcusables. Evangelio segia San Juen (Cap. VIII) En aquel tiempo decía Jesús a las turbas de los judios: ¿Quién de vosotros me convencerá de pe- cado alguno? Pues si Yo os digo la veraad, ¿por- qué no me creeis? Quien es de Dios, escucha las palabras de Dios. Por eso vosotros no la escu- cháis, porque no sois de Dios. A esto respondie- ron los judíos, diciéndole: ¿No decimos bien no- sotros que Tu eres un samaritano y que estás en- demoniado? Jesús les respondió. Yo no estoy po- seído del demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros me habéis deshonrado a Mí. Pero Yo no busco mi gloria, otro hay que la promueve, y El me vindicará. En verdad, en verdad os digo, que quien observare mi doctrina no morirá para siempre. Dijeron los judíos: Ahora acabamos de conocer que estás poseído de algún demonio. Abrahán murió, y también murieron los profetas, y Tu dices: Quien observare mi doctrina no mori- rá para siempre. ¿Acaso eres Tú mayor que nues" tro Padre Abrahán, el cual murió, y que los pro- fetas, que asi mismo murieron?¿ Tú por quién te

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