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y PG o A por los designios del Altísimo en los últimos tiempos; hablan de los tormentos de Jesús que padecería en Je- tl o mt ” 0 4 4 rusalén y de la muerte cruel que le infligirían sus ene- 034 4% migos. 10 Y La noche obscura de la ignominiosa Pasión y Muer- 15% 43 j te de Jesús podría ser mirada sin espanto por sus discí- 4E j ; pulos entre dos focos de luz intensa, entre la Transfi- 1d 1 guración y la Resurrección; y aún así por entonces los 191 Ue CEA que la vieron, tan inundada de luz celestial, no la en- la Y tendían, no la aceptaban, no entendieron lo que enton- ces se trató hasta que vieron al Hijo de Dios resucita- do de entre los muertos. Pero entonces, les parecía ¡ más cómodo hacer tres habitaciones y quedarse alli . | engolosinados con tanta luz. 1 Argumento moral Pero yo quiero hacer notar muy de intento en este episodio evangélico lo espontáneo de esta manifesta- A ción luminosa que Jesús ofreció a los asombrados ojos ee de tres de sus predilectos apóstoles. Sin que ellos lo 4 1 » pretendieran ni lo pensaran, se les hace testigos ven- Ed turosos de la Divinidad del Maestro a quien siguen con tanto entusiasmo. Una voz del cielo los turba y oyen que les dice: «Este es mi Hijo amado... seguidle, escu- chadle.» Detengámonos un momento en esta manifesta- ción inesperada de la Divinidad de Jesús. Aceptada es- ta lealmente y probada la fe ¡en este dogma funda- mental del Cristianismo, las páginas del Evangelio y las páginas todas de la Iglesia aparecen inundadas de

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