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A A , Serena 31 Ahh ma A o di e su ml NS Mi NTRA A ata pu on A ic segundo Domingo de Guaresma. ni A tte ; mo Dios se revela amorosamente a los humildes y se oculta a los soberbios. Evangelio según San Mateo (Cap. XVII), En aquel tiempo: Tomó Jesús consigo a Pedro y a Santiago y a Juan, su hermano, y subiendo con ellos a un alto monte, se transfiguró en su pre- sencia, de modo que su rostro quedó resplande- ciente como el sal y sus vestidos blancos como la nieve. Y al mismo tiempo aparecieron Moisés y Elías conversando con El de lo que había de pa- decer en Jerusalén. Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús:—Señor, bueno es estarnos aquí. Si te parece, haremos aquí tres pabellones, uno para Tí, otro para Moisés y otro para Elías. Todavía estaba Pedro hablando, cuando una nu- be resplandeciente vino a cubrirlos, y al mismo instante resonó desde la nube una voz que decía: «Este es mi querido Hijo, en quien tengo todas mis complacencias; a El habeis de escuchar,» A esta voz los discípulos cayeron sobre su rostro en tierra, y quedaron poseidos de un grande es: panto. Más Jesús se llegó a ellos, tocóles, y les dijo: —Levantáos, y no tengais miedo. Y alzando los ojos no vieron a nadie sino a sólo Jesús. Y al bajar del monte, tes puso Jesús precepto, di ciendo:—No digais a nadie lo que habeis visto hasta tanto que el Hijo del hombre no haya re- sucitado de entre los muertos.
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