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— 141— Explicación para los niños ¡Qué horror! ¡Jesús tentado por el demonio! Pero ¿có- mo se atrevió el maldito a ponerse delante de Jesús? ¿Có- mo permitió Jesucristo ser tan tentado? Esto tiene misterio indudablemente, y es necesario desentrañarlo para que lo entendáis bien. Sabía muy bien Nuestro Señor Jesucristo que el demonio le andaba si- guiendo los pasos para saber quién era. Desde que oyó los cantares de los Angeles sobre la cabaña de Belén don- de Jesús había nacido, andaba inquieto, temiéndo que aquél niño podría desbaratar sus malditos triunfos sobre Adán y sus descendientes. Sabía también el Divino Maes- tra que sus discípulos serían siempre tentados por Sata- nás y quiso enseñarles prácticamente el modo de vencer- lo y dejarlo burlado. El diablo, como sabéis, es un viejo ángel caído por su orgullo. Envidioso de que Dios reser- vase para los hombres la gloria del cielo que él y sus compañeros de rebelión habían perdido, no podía aguan- tar esa humillación, y, permitiéndoselo el Señor, que que- ría probar la lealtad de Adán y darle el cielo por sus victorias, lo tentó de orgullo, de codicia y de gula. Va- liéndose de una fruta muy hermosa y sabrosa del paraíso de la que no podía el hombre comer sin ofender a Dios, el diablo se la ofreció y le engañó persuadiéndole que si la comía, sería como Dios, y que no le pasaría nada de las amenazas que tenía sobre sí y sus descendientes si comía. Y... comió. Fué miserablemente vencido y echado del paraíso de la tierra y perdió el derecho al cielo. Muy
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