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ARES > podrá esperar de un hombre o de una mujer que de niños no se dejaron educar y fueron rebeldes?... ¿Quién de vosotros podría vivir llevando entre la ro- pa interior puntas de zarzas, hormigas, tábanos y víbo- ras?... ¡Qué horror! ¿Verdad? Quien tal intentara sufriría horriblemente y buscaría modo de desnudarse de esa ro- pa interior, y sacudiría lejos de sí esas cosas y esos ani- malitos y agradecería a quien le ayudara a matarlos. Si no hacía eso, le entraría fiebre, se pondría rabioso y se moriría. Pues eso que ninguno de vosotros podría aguantar sobre el cuerpo, hay quien lo aguanta muchos años sobre su alma. Llevan metidos en ella escarabajos y pasiones y malos deseos y concupiscencias que punzan como espinas y muerden como víboras y envenenan la vida, y/si alguno quiere remover esas pasiones y sacar de ellos ese mal, se enojan, se rebelan y no quieren dejarse educar. Así viven con el alma envenenada y son peligrosos además para los otros, porque los contagian con su veneno, y se les abandona, aconsejando a los buenos que los dejen, que no se junten con ellos, para que no se manchen y se con- viertan en malos. Mucho cuidado por tanto, con recibir a tiempo y con buena volutad la siembra de la buena educación. Es lo único que se exije a los niños; que se dejen cultivar. Des- pués, cuando crecen, cuando son personas mayores y adquieren grandes responsabilidades en la vida, ellos tie- nen que dar cuenta de sus actos; pero ahora les basta con dejarse educar. Jesús, la gracia y el tiempo harán lo de- más.

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