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arcas e 1 ii crio Meira, le TN - A ig a EN y E a a ti viésemos envalentonados los enemigos y combatida la obra de Dios. Es el milagro permanente de la historia del Cristianismo, providencialmente puesto ante los ojos de todas las generaciones. Jesús está embarcado en la nave de Pedro y no puede naufragar, aunque sí puede ser batida por el oleaje y por las pasiones de los hom- bres y la astucia de los demonios. Tiene la palabra de su Divino Fundador y pasará el cielo] y la tierra pe- ro su palabra no faltará. Interviene siempre en el mo- mento oportuno y reproduce el milagro. Los vientos se abaten, el mar queda en silencio, luce el sol de la ver- dad y los creyentes continúan triunfales su viaje hacia la eternidad, donde reina el respeto y la calma inalte- rables. Así nos conviene siempre fiar de El, lo mismo indi- vidual que socialmente. No hacerle jamás la injuria de creerlo despreocupado de nuestra salvación, ni pensar que haya dejado su Iglesia desprovista de asistencia, ni nuestra vida de auxilios, ni nuestra fe y confianza de razones y motivos poderosos para sobrevivir a todos los combates de la duda y de la tribulación.