BCCPAM000R16-1-28000000000000
MES Argumento apologético y moral Pero ¿quién no temiera viéndose en el apretado tran- ce de aquellos hombres? ¿Son'por ello dignos de repren- sión? ¿Qué vió Jesús en aquél grito de auxilio, lanzado entre el bramar de la tempestad?... Vió indudablemen- te con meridiana claridad lo que nosotros solamente ba- rruntamos por el contexto de la narración evangélica. Vió la duda de su Poder, una como protesta de que los tuviera abandonados y durmiera mientras se los traga- ban las olas. Confiaban en su poder soberano y moti- vos sobrados tenían para ello; pero tenían prisa y creye- ron que Jesús iba a llegar tarde si continuaba dormido. En una palabra, demostraron no estar persuadidos de la divinidad de su Maestro a pesar de haber pasado el día viéndola demostrada de tantas y tan concluyentes for- mas. Y todo esto hiere el corazón leal, amante y tan pródigo en favores de Jesús. Y que todo eso sea ver- dad, se desprende, aún más claro, del diálogo que entre sí tuvieron luego aquellos inconstantes discípulos co- mentando lo sucedido: «¿Quién piensas tú que puede ser este hombre a quien obedecen el mar y los vientos?» Es una iterrogación de entusiasmo que deja entrever una fe incipiente, una sospecha de que fuera más que hombre quien tal dominio tenía sobre los elementos. Je- sús tenía derecho a que testigos de tantas y tan gran- des maravillas, exclamasen lo que el Centurión ante la desolación del cielo y de la tierra en el momento de la muerte de Jesús: «Verdaderamente éste era el Hijo de Dios». ¿No le obedecían la vida y la muerte? ¿No habían f
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz