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EE a ie Fe eo Ss eS a EL GALENO ANDINO —Venga, venga pronto a mi casa que se en- _yeneno la nifiera... Son las 8 de la noche, ya dadas .. . Por e} camino me va explicando la joven cémo suce- did el caso. —Pero, hombre, {cémo-les ocurrié poner jun- - tos los dos frascos? —Si fué cosa de la misma nifiera . .. , ella ma- -neja ahi todo junto. —En ‘fin, como ella seré robusta, pod aguantar el veneno sin morir. —Pero {si es la guagua? — —jSi es la guagua, no hay caso! .. . Ya llegamos a la casa y los dos jadeantes de tanto acelerar nuestros pasos, de tanta agita- cion durante la caminata de 9 cuadras. La envenenada estaba en cama; rodeada de varias personas que la contemplaban sin saber qué hacer. Los duefios de la casa no estaban: casualidad que estuvieran. Le apliqué el mismo tratamiento indicado an- teriormente, y resultado, muy eficaz. Al siguiente dia, fui a verla a las 8 A. M.....; al entrar a la casa, vi a una joven que estaba . barriendo la casa y le pregunté: —jCdémo esta la envenenada? —jSi soy yo! me contesté, riéndose.... a Matt tot ited
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