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296 P. BIENVENIDO DE ESTELLA de la carne y, encima, limpiaplata, y qué le su- _ pure a la extensién de la siétevenas. 4 Las dos yerbas, cocidas, se ponen tibias, bien — abrigadas con paiio de lana o bayeta. 3 De dos en dos horas, se humedecen las dog — yerbas con la misma agua de ellas, sin quitarlas de la fistula, asi por entre los pafios. Dos o tres veces al dia, se puede cambiar esta cataplasma por otra de las mismas yerbas, y asi seguir unos dias. En ocho dias sané completamente y el médi- co cirujano, que fué a verla, al saber su mejo- js ria, dijo: —Luego se le abrira, pues por dentro quedé el pus. —La cicatriz no tiene mal cariz. veremos mas tarde lo que resulta,—agregé la mama de la nifia. —Algo hay que decir para salvarse,—anadt yo,—al oir el cuento. | Pasaron tres. afios y la nifa crecié sana y robusta sin sehales de regreso a ‘la gangrena ni “ trastorno de la vejiga. Otro caso de fistula En el Salto del Laja, donde estoy hospedado, . me presenta una abuelita a su nieta, y me dice: —j;Qué le pondremos aqui a esta chiquilla que no puede ni andar?
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