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LA PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS PRUEBAN 92 SU DIVINIDAD mana!; ¡cuántos los que buscan en su Evangelio una imposible complicidad para sus rebeliones y fal- sas doctrinas, y no quieren entender que la Vida, Pasión y Muerte de Jesús demuestran, ante todo y sobre todo, su divinidad, sin la cual no sería su evangelio una religión, sino una de tantas bellas páginas del humano ingenio; no sería doctrina de vida sino letra muerta. Siendo Jesús Dios, muerto en la cruz por redimirnos, su Evangelio es de sacrificio y abnegación, y el cielo, fruto de nuestras victorias. Sí, sí; Jesucristo es Dios: para decírnoslo ha muerto y nuestras adoraciones le son debidas no sólo como a Dios, sino como a Hombre sacrificado por los hombres. Toda rodilla lo adore en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda boca confiese que nuestro Señor Jesucristo murió, resucitó y está sentado a la diestra de Dios Padre, consti- tuído Juez de vivos y muertos y causa meritoria de la salvación del mundo. Oigámosle hablar desde su cátedra sagrada, que es la cruz, y nos convenceremos de la sa- biduría' infinita y soberano poder con que supo triunfar El, allí donde sus enemigos lo creyeron derrotado y definitivamente humillado.
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