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PREGUNTA SUGESTIVA 83 decían que era Elías; otros Jeremías o algún otro Profeta antiguo resucitado, y otros Juan Bautis- ta levantado del sepulcro. La confesión magní- fica hecha en aquella ocasión por Simón Pedro, fué una inspiración del Padre: «Tu es Christus Filius Dei vivi». Esta afirmación brotaba lógica- mente de la vida y doctrina del Maestro; puede decirse que a demostrarla había venido, para que los hombres le siguieran confiados en su di- vina Autoridad; pero pocos le reconocieron por Hijo de Dios, aun en medio de prodigios estu- pendos; se cegaron miserablemente y lo llevaron al trance sangriento en que lo contemplamos no- sotros muriendo en la cruz como un facineroso, Si, pues, fué digno de alabanza Simón Pedro porque confesó a Cristo por Dios, desentendién- dose de las opiniones de las gentes, más honroso será reconocer al Hijo de Dios clavado en la cruz, desacreditado y, al parecer, fracasado, He aquí lo que me propongo como fruto de las consideraciones que vamos a hacer. Vayamos reverentes al pie de la Cruz; desentendámonos de las viles apariencias del que está en ella y de las opiniones injuriosas que sus enemigos expre- san con blasfemias e improperios, y confesémoslo por Dios, por nuestro Dios. No será fuera de propósito esta confesión: mos hallamos en un mundo descreído después de veinte siglos de Cristianismo; todos se creen con derecho ¡a opi- nar sobre Jesús; pero pocos lo conocen y muchí- simos blasfeman de lo que ignoran culpablemente. La Cruz del Redentor envuelta en densas tinie-

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