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___ SUPERABUNDANCIA DE LA REDENCIÓN. —JESÚS 299 contienen la quinta esencia del espíritu de la Vir- gen; cuando es trasladado el cadáver desde su blando seno a la dura roca del sepulcro, en él que- da encerrada también el alma de la Madre Ella, Ella, no la guardia imperial, veló aquella tumba divina... Ella, Ella le cantó endechas, como gemidos de tórtola solitaria, durante aque- lla triste noche... ¡Ella fué testigo único de la ¡ g palpitación inicial del Corazón de Jesús a vida gloriosa! La Divinidad personal unida substancialmente al cuerpo de Jesús no se separó de él en el sepul- ero; tampoco se apartó el corazón de María, fuen- te de aquella vida mortal que allí se trocaba en vida gloriosa. María ofreció la muerte de su Hijo víctima por los pecados; Ella recibió de Dios, con el perdón, la nueva vida de Jesús, prenda de nuestra vida eterna! VII. Superabundancia de la Redención. Jesús. «Donde abundó el pecado, superabundó la gracia». Con esta frase significativa expresa - el gran Apóstol lo infinito del amor puesto en la Redención por Jesús. Aseméjase el pecador en su enfermizo capricho a un miserable insecto em-
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