BCCPAM000R16-1-10000000000000

_ 290 E PENSAMIENTOS SUELTOS No es ya de resignación la actitud del cristiano sino de consuelo; para él es poco aceptar el pade- cimiento: aspira a transformarlo en gozo; y per- fumadas con el aroma exquisito de aquella flor inmaculada ungida con sangre divina que brotó en el Calvario, han nacido, a lo largo de todos los caminos de la vida, rojas amapolas santificadas por todos los dolores: niños, ancianos, hombres y mujeres; nobles y plebeyos; sacerdotes y fieles han adorado el patíbulo sangriento del Redentor y el traspasado pecho de la Virgen. Cuando la crueldad del verdugo, o el despotismo de los fuer- tes, o los amargos trances de la vida les han brin- dado con la Cruz, han exclamado alborozados con San Andrés: «Salve, Cruz preciosa; recibe en ti al discípulo de Aquel que murió en ti, mi Maes- tro Jesús>. A He ahí a tu Madre. (S. Juan, XIX, 26). La luz mortecina de la tarde caía sobre el cal- vario coma la última mirada vergonzante del as- tro del día, forzado a iluminar las escenas de la crucifixión y muerte de Jesucristo. Mientras se producía el silencio de la noche y se apagaban los postreros ecos de las blasfemias

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz