BCCPAM000R16-1-10000000000000

MARÍA AL PIE DE LA CRUZ 283 Fué nuestra primera madre Eva la que se acer- có al árbol prohibido, alargó su mano, cogió el fruto vedado, lo comió primero y diólo después al primer hombre; en el mismo punto caímos to- dos en desgracia de Dios. Era María, la segunda madre prometida al mundo, quien se hallaba más próxima que nadie al árbol de la cruz; de Ella to- dos podríamos repetir, de generación en genera- ción, las palabras que invierten el significado de las que, por excusa, pronunció Adán: «Señor, la mujer que disteis al Hombre Dios por cooperadora y a nosotros por madre, cogió la primera el fruto de la vida, asimiló a sí la gracia, y nos la ofrece a todos sus hijos ¿Quién se acercó tanto, ni con tanta pureza, ni con más seguridad y eficacia a la Víctima sa- grada, como la Virgen Dolorosa? El secreto de su existencia era servir de inter- mediaria en la Obra de la redención, y de canal por donde la Sangre de Cristo llegara hasta no- sotros; por eso está en pie, sobre los mismos pe- ñascos que sostienen el santo Madero, casi abo- cada al pecho santísimo de su Hijo, de donde ma- naron los Sacramentos que fecundan la Iglesia Aparece de pies la Virgen junto a la Cruz, sin desmayar en tan duro trance, mientras su alma se desgarra con angustias más que de muerte, para enseñar a cuantos en el mundo sufren, y son todos, que no hay dolor insoportable, mientras

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz