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SOLIDARIDAD ENTRE JESÚS Y LOS REDIMIDOS 265 aman; lavando, por fin, los pies, a sus discípulos adoctrínalos para que sean humildes y obsequio- sos los unos con los otros: <ut quemadmodum ego feci ita et vos faciatis». Pues de igual suerte, cuan- do en los momentos más solemnes de su vida y de su muerte toma a María como instrumento de la Redención, proclámala Medianera universal a la que deberán su salvación cuantos se aprove- chen de su Sangre Preciosa. Solidaridad entre Jesús y los redimidos Realcemos, por fin, con una última considera- ción, la postura admirable que toma la Virgen Santísima en el momento solemne de expirar su amado Hijo, recogiendo amorosamente los dis- persos discípulos que son parte integrante del Crucificado. La doctrina fundamental en que ge apoya el Cristianismo, revelada al mundo por la pluma vigorosa del Apóstol S. Pablo, establece una perfecta solidaridad entre Jesucristo como Cabeza y nosotros que somos sus miembros: Multi unum corpus sumus in Christo Jesu Domi- no Nostro». Nacemos hijos de ira por la solida- ridad en el pecado de Adán; todos pecamos en él y todos somos castigados en él y como él, Las pe- nas y molestias temporales, los desmayos y mi- serias espirituales que padecemos, no son meras desgracias, acontecimientos fatales, que se trans- miten y se multiplican y se agrandan con la su-
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