BCCPAM000R16-1-10000000000000

264 LA REINA DEL CIELO precio del rescate del mundo. Ahora bien, Jesús en todos sus actos y con todas sus palabras in- tentó siempre enseñar y salvar a los hombres; su misión en la tierra era de índole eminentemen- te pública, puesto que era la luz para iluminar- los y la gracia para salvarlos. Todo lo que está escrito, dice San Pablo, está escrito para nuestra doctrina. Y San Gregorio Magno añade que Jesús enseñó, no sólo con palabras sino con todas sus obras: «Ipse Dominus aliquando nos sermonibus aliquando vero operibus admonet:ipsa enim facta ejus praecepta sunt, quia dum aliquid tacitus fa- cit, quid agere debeamus innotescit>. Luego con los hechos que hemos indicado, y, sobre todo, con las palabras dichas a María desde la Cruz, Jesucristo se propuso enseñarnos una doctrina, y es ésta: que quiere servirse de su San- ta Madre para las obras de la gracia; que esta- blece soberanamente el procedimiento que quiere seguir en la economía de nuestra salvación. Ma- ría queda, por tanto, constituída Mediadora uni- versal de todas las gracias. Así había instituído Jesús, el divino Maestro, los más elevados principios de la doctrina evan- gélica. Naciendo pobre en un establo, señala la vanidad de las riquezas de la tierra; cuando arro- ja con azotes del Templo a los profanadores, afirma la santidad de la casa de Dios; perdonan- do a la mujer adúltera, proclama lo infinito de su Misericordia; dejándose ungir los pies por la Magdalena con precioso bálsamo, enseña el agra- do con que Dios recibe los dones de los que le

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz