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262 LA REINA DEL CIELO a Jesús por redimirnos. Así se expresa Bosuet: «Habiendo querido Dios darnos una vez a Jesu- cristo por la Santísima Virgen, ya no muda su designio: Dios no se arrepiente de sus dones; es y será siempre verdad que, habiendo recibido una vez por María el principio de la gracia, por Ella la recibamos siempre, en todos los estados que componen la vida cristiana». Vida pública de Jesús Los frutos de la Redención están confiados a la mediación universal de la Santísima Virgen; así acabamos de deducirlo del primer paso dado por Dios hacia los hombres cuando estaba aún en- vuelto entre los velos adorables de la fecunda vir- ginidad de María. No desmintió tan amorosa tra- za en los pasos de su vida pública. Dejó también a su Madre la iniciativa de su gracia y de su poder. La primera gracia espiritual de la Redención, la primera acción santificadora de Jesús, recibióla su precursor Juan Bautista, cuando estaba aún encerrado en el seno materno. Mas, ¿cuál fué el canal de aquella influencia santificante? Oigamos la palabra de su anciana madre Isabel, que exclama alborozada: «En cuanto tu voz ha sonado en mis oídos, el niño que llevo en mis en- trañas ha saltado de gozo». María fué, pues, la mediadora por la que Juan Bautista fué santifi- cado antes de nacer, La primera necesidad ma-

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