BCCPAM000R16-1-10000000000000
REMONTEMOS LA CORRIENTI 261 para que por Ella lo recibiéramos. Si antes de María faltaron las corrientes de las gracias, fué porque faltaba el acueducto». María, como se ye, está colocada desde el principio entre -Dios y los hombres para que éstos pudieran recibir la Re- dención. Y como todas las gracias que recibimos nacen, como de manantial único, de la Reden ción, dedúcese rigurosamente que todas las pra- cias pasan por María. Si Jesús no continuara co municándose a nosotros por su santa Madre, po- dría decirse que Ella había sido una vez Media- dora de las gracias, pero que ahora ya no lo es: lo cual es ilógico e indecoroso, lo uno porque Ma- ría habría perdido tan excelsa prerrogativa; y lo otro porque la habría perdido precisamente por el hecho mismo de la Encarnación consumada mediante Ella. ¿Podríamos persuadirnos de que la Madre de Dios dejara de intervenir en nuestra redención después que su dignidad la elevó a las alturas de lo «divino? ¿Que no tiene cada uno de nosotros tendido ese puente de amor y de esperanza para acercarnos a Jesucristo? En espe- cial que, siguiendo el razonamiento de San Ber- nardo, cuanto más pecadores somos por nuestra ingratitud a la Pasión y a la muerte de nuestro Adorable Redentor, tanta mayor necesidad tene- mos de una mediadora pura y buena como María. Sí, sí; es preciso que María ame a los hombres y. que desee su salvación hoy, como ayer y como el día en que se le propuso la divina Maternidad, que Ella aceptó teniendo a la vista sus tormentos de Madre, y su tremenda desolación al entregar
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz