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HECHOS QUE HABLAN 257 No fué REHABILITADA ni en la gracia ni en los de- rechos trascendentales que de la gracia manan, sino que fué PRESERVADA DEL PECADO: fué con cebida en gracia, y ni un momento vivió sin ser heredera del cielo. Esta es la parte de Dios en la excelencia de su divina Madre: pero, además, Ella tiene su participación activa en la Reden- ción del mundo todo; en atención a eso, hereda lo que substancialmente es intransferible en Je- sucristo: cierto dominio sobre los redimidos: to- dos somos herencia de María. El testamento de Jesús moribundo es de una sola cláusula, dedicada a entregarnos a su santa Madre, que vivió sólo para Jesús, que sufrió sólo por Jesús, que dió Jesús al mundo y a Dios, como precio de justicia debido y exigido rigurosamente. Clarísimo pa- rece este hecho; muy llano se hace sacar de él ar- gumentos en pro de la verdad que nos propone- mos demostrar; pero es preciso aclararlo más y ro- dearlo de cuantas consideraciones son necesarias para aceptarlo como verdad y vida de nuestra piedad. Las negaciones arbitrarias de los disiden- tes, lo mismo que las discusiones teológicas de los católicos para explicar la posición de María en el plan de la Redención, se han movido y se mueven todavía al margen de tres hechos que destruyen las cavilaciones de la pobre razón humana. María está en el punto inicial de la salvación del mun- do, dando la vida vOLUNTARIAMENTE a Jesús: María está en el punto TERMINAL de la Redención, entregando al Padre la vida de su Hijo crucificado: el pueblo cristiano, con la mirada fija en Belén y 9.—E. ben Door.

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