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LOS REBELDES 233 nado Enrique VIII, de Inglaterra. La autoridad de Cristo Rey de que se halla investido su Vicario y Lugarteniente los irritaba y sublevaba su orgu- llo, que Jlegó al paroxismo de la rabia y del odio personal contra el Divino Salvador en el desgracia- do burlón apóstata Voltaire, que dió el famoso grito de guerra a Cristo: «Aplastad al infame», eco del «Crucifige» lanzado - tumultuosamente ante el Pretorio de Pilatos, cuando el pueblo deici- da renegó de su religión y de su historia, pidién- do el reinado del opresor César y la muerte del Salvador y Rey Jesús. Imitador del pueblo judío es el pueblo cristiano que, usufructuando todos los beneficios de la re- dención, viviendo en plena civilización cristiana, libre de las abyecciones y bajezas paganas de don- de lo sacó Cristo, proclama su independencia res- pecto de El; quédase con los frutos y se niega a reconocer el árbol; o, si lo reconoce, pretende arrancarlo por inútil. El mundo moderno se opone a Cristo Verdad, declarándose librepensador, en lo que no podría ni pensar, si Cristo no se lo hubiera enseñado; 4l- zase contra Cristo, Amor y Misericordia, arreba- tándole los títulos que históricamente le correspon- den como al mayor amigo de los pobres, de los humildes, de los que sufren, de los niños, de los desvalidos, de los que trabajan; pide la libertad y la independencia de la moral, de la beneficencia, de la asistencia social; que todo sea laico, es de- cir, separado de Dios y de su Cristo. Laica ha de ser la autoridad del que manda; no reconocen po-

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