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e CONCLUSIÓN 179 Conclusión He aquí ahora el golpe final de luz que viene del Calvario. El Cristianismo nos invita constan- temente a la meditación del Crucificado y de la Dolorosa, donde hallamos descifrado el enigma del dolor humano: lo toma como es, como una piedra dura y tosca que ofende nuestro paso por la tierra, y nos lo devuelye convertido en sillar precioso y fundamento insustituible para la obra de nuestra reconstrucción moral y sobrenatural, y aun para levantarnos a las cumbres de la san- tidad. Nos enseña que el dolor y la muerte entran en el mundo por el pecado; que Dios los permite y los quiere, no como un fin, sino como un medio de redención; y se muestra admirable en su Miseri- cordia aceptándolos siempre que queramos ofre- cérselos como expiación de la culpa. De modo que si hay correlación entre el pecado y el dolor por la malicia del hombre, la haya también entre el dolor y la expiación. ¿No veis qué luz tan clara y suave proyectan la Cruz y la Dolorosa sobre el pavoroso enigma? ¡Desgraciados los que no la ven, y, en pleno día del Evangelio, palpan tinie- blas del neopaganismo desconcertante! Porque, hágase lo que se quiera, el género hu- mano tiene que habérselas con el padecimiento del cuerpo y del espíritu; si no busca y halla en la Religión su explicación y consuelo, corre tras doctrinas que no pueden dar lo que no tienen. Ellas aconsejan el estoico desprecio del dolor, o la com-

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