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168 MARÍA AL PIE DE LA CRUZ TRIUNFA hacerse hombre para ello? Jesucristo, llamado constantemente en las SS. Escrituras «Brazo de Dios», manifestó su fortaleza en forma ad- mirable: murió en la cruz y triunfó. Vencidos habían de ser el mal y su autor, el demonio. El hombre prevaricador debía morir se- gún la amenaza divina; pero según la divina pro- mesa había de vivir siempre. La envidia del dia- blo y su arrogante soberbia habí: anlo lanzado con- tra Dios y contra el hombre: pretendió de un gol- pe burlar los planes del Creador y sujetar a su imperio a la criatura privilegiada; competía así su astucia con la eterna Sabiduría, y se gloriaba del éxito. Por lo cual, para que su castigo fuera conveniente, había de responder a la culpa, y pedía la razón que el pecado y la muerte causados en el hombre por Satanás para privarle de su bien, fue- sen lo uno ocasión, y lo otro causa de su remedio y felicidad; y que el hombre viviese verdadera- mente por h:e habido muerte; y por haber ha- bido miseria, deshonor, dolor y pena, viniese a ser con efecto dichoso y honrado. Las diabóli. cas artes y toda la astucia satánica pusiéronse en juego para producir la muerte de Jesús; el maldito forjyador de la muerte conuró 2 los impíos para que se la infligieran brutal e ignominiosa, como que en ella estribaba el triunfo de su recon- centrado despecho y orgullo. Déjase el Dios Hombre arrastrar al patíbulo y a la muerte; no hace “uso de su Omnipotencia para estorbarlo, y cuando el demonio creyó consumada su hazaña con la victoria, sintió la más desastrosa derrota:

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