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112 LADO LUMINOSO DE LA LOCURA DE LA CRUZ _ drá parecer absurdo a la razón, y a la voluntad impracticable la doctrina de la abnegación y de la muerte por amor de un Dios Crucificado, pero contra los hechos no hay razones. Preguntad a los Santos de todos los tiempos de dónde les nace esa sublime ambición de sacrificios y de inmola- ciones; os mostrarán sin vacilar su Crucifijo,y os dirán con la convicción más profunda y la más religiosa emoción: «Dios ha muerto por mí, yo ¿no moriré por El?» Así es cómo cumplió Jesús su profecía, que cuando fuera exaltado en la Cruz, atraería todo a sí. Su muerte es la clave de un mundo nuevo, la razón eterna del merecimiento, la garantía segu- ra de la eterna vida. ¿Qué menos que la muerte podremos ofrecer a Jesús en retorno de la que El sufrió. ..? Así ese paso angustioso y humillante se transfigura, la muerte queda vencida y nos vestimos de la muerte misma del Redentor por la que hemos sido hechos sanos y salvos. Jesús reconstruye la armonía del uni- verso La demostración más auténtica de la libérri- ma voluntad con que Jesús se ernuregó a la muer- te, fué el grito milagroso que dió al expirar, pro- nunciando la séptima Palabra de las que dijo en la Cruz: «Padre, en tus manos encomiendo mi

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