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LA SED DE CRISTO HA SIDO SACIADA 105 pecado; solamente el que ama como Jesús, sa- brá ponderar lo que es perder a Dios. Por esto quiso pasar por tan extremado trance; aprove- chemos nosotros la rigurosa prueba. ¿No nos ha ocurrido nunca vernos envueltos en la noche del abandono de los hombres y de Dios, que pueda recordarnos el sufrimiento expresado por Jesús en aquel grito de pena? Si; a veces el remor- dimiento, la humillación,el abatimiento producen en el alma el deseo de la muerte; ésta ofrécese co- mo un alivio: pero entonces debemos recordar que no estamos solos; que Jesús sabe lo que es ese tormento; que quiere hacérnoslo paladear para que sepamos amarlo más y desear con más vive- za y eficacia a Dios Nuestro Señor. No es malo, entonces, quejarse; es malo deses- perarse y bajarse de la cruz donde estamos puestos. Sepamos esperar un poco; es la tormenta que pasa; es la experiencia necesaria para que no cai- gamos en el abandono irremediable de los ré- probos. La sed de Cristo ha sido saciada Jesucristo tuvo hambre y sed de justicia, y Dios sólo podía hartarlo, y...lo hizo. La sed ma- terial que Jesús experimentó durante su largo mar- tirio fué un tormento terrible, pero oculto hasta el momento de su muerte, Bien sabía cómo res-
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