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EL PRIMER TRIUNFO DEL PERDÓN 97 el perdón y la misericordia. No era posible que en aquel trágico torneo de odios satánicos abajo y de amores divinos en la cruz, no venciera el amor, la gran doctrina iniciada en las humillacio- nes de Belén y ratificada en los oprobios del Cal- vario. Después que el Maestro divino lloró así de compasión sobre sus verdugos, la ola de odios y rencores humanos retrocedió abatida ante aquel gesto luminoso, reservado por Cristo para el mo- mento de su muerte, y el mundo cristiano ha presenciado mil veces el abrazo de amor y la re- conciliación sincera entre víctimas y asesinos; ha visto fraternizar al mártir con su verdugo; ya no es honor la venganza sino vileza; y el perdón, generoso título de nueva grandeza y gloria. La fraternidad humana tiene su razón última en Dios, en Jesucristo, que consagra la fraternidad cristiana. El primer triunfo del perdón El buen ladrón acertó a ver al Hijo de Dios bajo las más humillantes apariencias: la divina luz que se transparentó en las palabras de amor y de perdón pronunciadas por el buen Jesús, pudie- ron en el alma de aquel malhechor más que todas las sentencias y las calumnias que pusieron al Justo en compañía de los malvados. Vióle perma- 4.—E. DEL DOLOR.

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