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89 sí aquella gracia. El Señor recompensó su magnanimidad y sus constantes sacrificios, valiéndose de la piedad de la Excelentísima señora Marquesa de Sabassona, a quien el venerable Padre Esteban de Olot había encomendado, al morir, sus hijas espirituales. Ella fué quien el día 27 de febrero del áño 1835, en plena efervescencia contra los religiosos, proporcionó a las Carmelitas cuatro espaciosas casas, adosadas a la antigua Capilla de Santa Eulalia, La Madre Joaquina conducida a la cárcel donde quedó definitivamente instalado el Noviciado y Casa Madre del Instituto. Poco después consiguieron que se les permitiera abrir una puerta de acceso por el interior a dicha capilla, para no verse obligadas a salir a la calle; pero como aun para esto tuvieron que sufrir no pocas humillaciones y trabas, en 1844, el Ilustrísimo señor Vi- cario Capitular, a ruegos de las Hermanas de la Casa de Caridad, consiguió que les fuese otorgado en firme aquel servicio de la capilla, y en 1857 obtuvieron el usu-

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