BCCPAM000R16-1-01000000000000
LA PRUEBA DE DIOS 77 Fundadora, capaces de desalentar a otra que no estuviera tan bien fundada en humildad y confianza en Dios como la Madre Joaquina, la cual tuvo valor para sí y para in- fundirlo a sus fieles hijas. Muerte del Padre Esteban. — Todavía no estaba com- pleta la prueba de Dios. Debía quedar su escogida a cubier- to de toda contingencia futura, apoyada exclusivamente en el Señor que la llamó y quería ser el único responsable de sus éxitos. Cuando estaba en las tribu- laciones que acabamos de referir, ya no tenía el amparo ni el conse- jo de su venerable Padre Esteban. La muerte se lo arrebató el día 14 de julio del año 1828, a los 32 Rma. M. Paula Delpuig, sucesora años de edad. Esto solo hubiera de la venerable M. Joaquina bastado para dejarla desolada y como desorientada aun en las circunstancias normales de su naciente Instituto. Pensemos, pues, qué sensación de vacío y de soledad experimentaría la sierva de Dios en co- yuntura tan difícil, viéndose privada del ángel tutelar que de cerca y de lejos la había llevado por los caminos de Dios durante diez años. Alcanzó la muerte al varón apostólico cuando estaba entregado a misiones y búsqueda de almas, lejos de Vich. No vió él los primeros éxitos de la Madre Joa- quina, sino que, como escribió para consolarla el Obispo de Solsona, «había sido trasladado al cielo para prodigarle des-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz