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EU iaa A AA | Ú | | ' ' h HE A > — [e m AE AAA 50 VIDA Y OBRA DE LA MADRE JOAQUINA DE VEDRUNA DE MAS narquía se establecieran escuelas de primeras letras: decía, sí, que se enseñase el catecismo de la Religión Católica, «el cual comprenderá también una breve ex- posición de las obligaciones civiles ». Empero a renglón seguido, en el primer artículo, declaran los constitucio- nales que «todos los españoles tendrán, en adelante, li- bertad absoluta para escribir, publicar e imprimir sus ideas sin ninguna revisión o licencia ». Proclamada así la liber- tad de imprenta, se proclamó la libertad de negar, atacar y ridiculizar el dogma católico: de manera que cuanto más difundida estuviera lasinstrucción primaria mandada, cuantos más fueran los que supieran leer y escribir, tanta mayor difusión y arraigo tendrían las ideas racionalistas de los políticos reinantes y las páginas volterianas impor- tadas a España; y esta nación eminentemente católica, que, apoyada en su fe religiosa, sostenida por su clero y guiada por su sentido práctico y coraje indomable, había vencido las hordas invasoras, expulsándolas del suelo pa- trio, en pocos años más perdería su tradicional fisonomía, y podría soportar gobiernos afrancesados, contagiados de los errores de allende los Pirineos. Así fué, desgraciadamente. El voluble y tímido rey don Fernando' VII fué juguete de ambiciosos y provocó imprudentemente las primeras guerras civiles carlistas que tanto y más tenían de defensa de la religión que de los derechos de la rama masculina de los Borbones al trono español. En el año 1825, el rey firmó una real cédula re- glamentando las escuelas primarias. En ella, artículo 197, se habla especialmente de escuelas para niños, dejando a las Juntas Municipales y Ayuntamientos el cuidado de establecer escuelas especiales para las niñas. En este

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