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A O A E A aaa 210 VIDA Y OBRA DE LA MADRE JOAQUINA DE VEDRUNA DE MAS noticias del Instituto por su hermano, las recibió con mucha benevolencia, y las dejó en manos del Provisor de la Arquidiócesis señor don José Horacio Campillo, el cual no hizo por el momento más que asegurarles que se haría la fundación y ponerlas en relación con los Padres Je- suítas y con la familia patricia de don Domingo Fernández Concha. Como no se avanzaba gran cosa en las negociaciones para abrir el Colegio, las Madres volvieron a Buenos Aires, donde supieron con pena que las Hermanas del Paraguay no estaban bien : una de ellas volvía enferma, y las otras, al poco tiempo, comprendieron que no tendría porvenir el Instituto mientras no variasen las circunstancias en que se encontraban. Además, con el tiempo descubrieron que la finalidad principal del benéfico Asilo iba a ser el atender a determinados fines que no entran en los del Ins- tituto. Levantóse, pues, la fundación de la Asunción y regresaron todas a Buenos Aires. En la Argentina. — Allí era donde Dios quería que las Hijas de la Madre Joaquina hicieran pie firme y co- menzaran su apostolado americano. Hacía tiempo que el Cura de Suipacha, señor Dunleavy, irlandés de nación, asistido por una Comisión de señoras, deseaba abrir un Colegio para señoritas, cuando Dios Nuestro Señor le hizo conocer, por medio del Reverendo Padre Rector del Seminario de Buenos Aires, a las Madres Carmelitas. No hubo que vencer grandes dificultades: el momento era propicio para las Madres, pues tenían personal a la mano,

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