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HIFI ió 104 ll ANA AN 204 VIDA Y OBRA DE LA MADRE JOAQUINA DE VEDRUNA DE MAS dos fuertemente en la inmensa mayoría de las Religiosas, el Instituto comenzó a avanzar rápidamente. En 1855 traspasó las fronteras y se estableció en la capital de la Monarquía. Parte muy principal tuvo en este paso decisivo el Excelentísimo Señor, hoy Venerable, don Antonio M.* Claret, Arzobispo de Cuba, que conocía muy bien el Instituto, y deseoso de que el beneficio inmenso que de él reportaban Jas provincias catalanas se exten- diera por toda la Península, trabajó para que fueran co- nocidas en Madrid las Carmelitas. Ayudaron eficazmente a este intento el Excelentísimo señor don Santiago de Tejada, caballero de la Orden de Santiago y Senador del Reino; don Manuel de Vicuña, don Andrés María Novoa y don Antonio Herrero 'raña, quienes adquirieron y cedie- ron al Instituto un hermoso edificio en la Plaza de San Francisco el Grande, costearon las obras para la instala- ción de las religiosas y tuvieron la gloria de poner en la real Villa coronada los fundamentos de una obra cuyos beneficios duran aún, cada día más notables. A partir de esta fecha, las Madres Carmelitas fueron extendiéndose por todas las provincias de España, lla- madas insistentemente por los Prelados deseosos de es- tablecer en sus Diócesis colegios de sólida instrucción y educación cristianas. El año 1856 tenían a su cargo treinta y cinco casas las doscientas veinte Religiosas de que cons- taba el Instituto. El año 1859, diez Carmelitas de la Ca- ridad pidieron pasar al Africa, y en Algeciras asistieron en los Hospitales de sangre hasta que se acabó la guerra. En 1866 eran las Religiosas quinientas cincuenta y los colegios setenta. En 1876 trabajaban en noventa y dos colegios y casas seiscientas cincuenta y ocho Carmelitas.

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