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LUZ DEL CIELO SOBRE El, SEPULCRO 177 Beatificación de esta digna sucesora de la Madre Joa- quina. Eco de la voz maternal. — Pero lo que más luz pro- yecta sobre el sepulcro de la venerable Madre Joaquina, es el triunfo mismo de su Obra, vuelta a «su primer estado», como ella lo pronosticara en los momentos en que se cambiaba su régimen. Fuéle preciso ser víctima, pero las obras de Dios no tienen mejor fundamento que la inmolación de quienes la emprenden en su nombre. Por lo que toca al ex- terior, a lo que el mundo podía apreciar, el estado del Instituto era plenamente satisfactorio a la muerte de Colegio de Vitoria. (Patio interlor.) la Fundadora. Su desarro- llo era prodigioso, su prestigio sorprendente. Veinticinco ca- sas, además de la primera y Noviciado, contaba, disemina- das por toda Cataluña. Cuatro de ellas eran Hospitales, seis Colegios para niñas, doce eran mixtas, es decir, las Her- manas tenían la atención de enfermos y de niñas de escue- la; dos, eran Casas de Caridad, y la otra, Asilo de huér- fanos y enfermos. Este número de Casas y las ciento sesenta religiosas que las atendían, era realmente considerable, teniendo en cuenta que de los veintiocho años que llevaba de existencia el Instituto, doce de ellos, desde 1831 hasta 1843, habían sido casi estériles para su aumento de per- 12

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